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Series: el nuevo cine del siglo XXI

Lo siento, no pensaba que fuera a ocurrir, pero pasó sin más...he engañado al cine estos días... con las series, sé que él lo entenderá, sabe que no está pasando por un buen momento y que yo necesitaba experimentar, probar cosas nuevas y apareció en mi vida alguien especial...Netflix. Me ha mostrado un mundo nuevo, de cosas buenas y malas que hay cada serie que...madre mía, ha sido una canita al aire, un leve desliz, como dice la canción "La vida es así, no la he inventado yo".

Y es que si hemos visto algo en estos años los cinéfilos es que nos estamos quedando anticuados y que las series nos pisan los talones o incluso algunos dicen que ya están ganando el terreno, y eso es comprensible visto el desastroso panorama de películas que nos asoló en 2016 (por si no lo visteis os dejo mis propósitos para este año aquí) y por el contrario la maravillosa colección de series que van saliendo cada año. Y es que no solo cambia el modo en que se hacen las películas, o incluso los tipos de películas, si no el tipo de consumo de contenidos audiovisuales.

Siguiendo con la temática de parejas podemos plantarnos delante de Hollywood y decirle "no eres tú, soy yo" y deberían entenderlo perfectamente, hemos cambiado, todo el mundo tiene una pantalla con conexión a Internet en casi cualquier parte del mundo, pero eso no hará que tú en el metro en plena hora punta quieras ponerte a ver las dos horazas y media que puede durar ahora una película, no señores, ahora lo que se lleva es cogerte la serie del momento y ponerte sus cuarenta minutos que te ves tranquilamente en cualquier trayecto largo y tan ricamente. Si Hollywood, el tamaño en este caso si que importa.

Hay que decir que no solo la duración es un factor determinante a la hora de escoger el

contenido, si pensamos por ejemplo en toda la carta de servicios disponibles y las temáticas van desde dragones y mundos fantásticos, pasando por truculentos asesinatos así como niñas rapadas que adoran los gofres...todo puede pasar. Y ahora llegará el listo de turno y me dirá: "Pero Laura que dices si las películas también ofrecen una gran variedad de géneros y tramas al gusto de todos" Correcto amigo cinéfilo puntilloso, pero, ¿qué clase de tramas se desarrollan?, ¿Cuál es el tratamiento de los personajes? Porque aunque me encante por ejemplo películas como Seven (1995, David Fincher) donde los personajes están muy bien definidos y la trama de un asesino en serie es apasionante, sin duda el policía torturado por el pasado de Matthew McConaughey en la primera temporada de True Detective (2014, HBO) le da unas tres mil millones de vueltas a Pitt, así como el tratamiento a una trama de crimen ocultista en serie. Por favooor, la capacidad de conexión que se consigue con el público es infinitamente mayor,la contraposición con también un muy brillante Woody Harrelson , o el simple hecho de abordar nuevas tramas y como el personaje avanza tras ellas o incluso la tensión y la curiosidad que despierta en el espectador viendo capítulo por capítulo como se va a comportar, sin que sea todo en una dosis de dos horas, si no en pequeños chutes que los mantengan absolutamente enganchados durante días.

Este no tan nuevo fenómeno, porque no olvidemos que las series no nacieron con Perdidos y Anatomía de Grey, ahora si que se empieza a considerar un formato de culto, donde los directores desarrollan aquellas tramas que sin duda en un formato de película no tendrían ningún sentido o que no se podrían explorar por completo. Pero tenemos claro que esto bebe de quién bebe, que la industria sigue metiendo las zarpas y que aún se ven adaptaciones de antiguas películas y series (mis odiados remakes) o lo más común, aquellas películas que fracasan en taquilla estrepitosamente o que no alcanzan para una secuela (que raro que siempre sean adolescentadas romanticonas, ¿verdad?) se les busca una nueva salida adaptándolo como serie, así como el último cartucho antes de descartarlo para siempre como posible adaptación lo que en términos económicos podemos decir que entraña un menor riesgo puesto que la financiación es menor, así como permitir a las productoras un mayor control de las audiencias que a la vez permite que la serie vaya evolucionando en función de su público, vamos niños, que os lo ponen todo en bandeja.

Por supuesto a esto no se apuntan solo directores y grandes compañías, incluso los actores han visto en las series un modo de llevar a cabo sus posibles proyectos personales, así como encabezar ciertas producciones independientes que solo porque actúe fulano de repente capta la atención de los fans, si es que podría escribirse un libro con todas las estrategias nuevas de comunicación o los nuevos modos de crear contenido audiovisual en función de los espectadores, es más, podríamos titularlo Series: en busca del público perdido.

Para rematar la entrada, y como creo que algunos lo estabais esperando, voy a desvelar aquellos descubrimientos que me han hecho enamorarme de este formato y que me han tenido sin vida social durante unas cuantas semanas, ya sabéis, los primeros días del enamoramiento no puedes estar sin el otro, sin salir del dormitorio, por supuesto con manta palomitas y pegada a mi ordenador, mal pensados. Para cerrar el círculo amoroso en el que me he visto involucrada, puedo decir que he encontrado un nuevo amante al cual dedicarle un poco de tiempo y quitárselo a mi querido marido al que llevo unida tantos años que es el cine, por ello voy a dar tres títulos: uno nuevo, uno viejo y uno prestado:

Como nuevo descubrimiento puedo destacar que el más apasionado e interesante ha sido Taboo (2017, HBO) miniserie en la que el actor Tom Hardy se estrena como productor y encabeza el reparto. Sin entrar en spoilers puedo resumirlo en una palabra: ambición, la cual se ve rodeada del misticismo de una magia ancestral, unida a un protagonista con un pasado tortuoso y una venganza por cumplir, todo ambientado en el Londres del siglo XIX, el giro que toma la serie es muy interesante y su ambientación grotesca es desagradablemente realista. Tom Hardy, IMPRESIONANTE, Oona Chaplin es una delicia.

En cuanto a viejo me refiero a esos grandes éxitos que nos mantuvieron en vilo desde el estreno de su primero episodio y que podemos decir orgullosos que no vemos por el postureo de decir "pues si, yo me he visto esta serie porque soy un megalistoso de la muerte y un intelectual que te pasas" como argumentan muchos de ellos. Para mí es el caso por ejemplo de American Horror Story (2011, FX) la cual nos ha llevado a los umbrales del terror...nos ha dado una patada y nos ha tirado de cabeza, no soy muy fan de pasar miedo en ninguna circunstancia, pero puedo decir que esta serie mueve a mi curiosidad desde el primer capítulo, así como el hecho de que cada temporada explore una temática diferente (siendo algunas tristemente flojas y otras obras maestras del terror en mi opinión).

Y por último algo prestado, en este caso me refiero a una de las perlitas que cuando llegó su

adaptación cinematográfica yo me quedé prendada de ella (por algo estoy casada con quién estoy casada, no os penséis que no sigo adorando el cine) y que sorprendentemente no me decepcionó su adaptación a la pequeña pantalla, en este caso estoy hablando de Una serie de catastróficas desdichas (2017, Netflix). Se le da un nuevo aire al concepto taciturno y angustioso de los huérfanos Baudelaire, los protagonistas de esta irónica historia, buscando un humor que para mi gusto le sienta de maravilla a la trama original y que incluso me recuerda al espíritu del libro. Ojalá pudiera daros una pista del argumento, pero siguiendo con lo que dice el autor de esta historia nada más empezar, no queréis saberlo si queréis seguir viviendo una vida feliz, ahí lo dejo.

P.D.: Eso si, Jim Carrey le da mil vueltas a Neil Patrick Harris como Olaf, eso no os lo perdono Netflix.

Y hasta aquí mi confesión de esta semana, si vosotros tenéis alguna serie para recomendar o pensáis que mi conocimiento seriéfilo es deplorable, por favor dejadlo en los comentarios, se agradece cualquier sugerencia.


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